La música en la etapa del romanticismo estuvo marcada por la revolución francesa, una sociedad ante todo burguesa, en la que el artista se sentía cada vez más separado de la sociedad.
Lo romántico es todo lo contrario a lo clásico, ya que este término significaba algo remoto, legendario, ficticio, fantástico, maravilloso… algo procedente de un mundo imaginario que se contrastaba con el mundo real.
Un hecho muy importante para el músico de esta época fue el desligamiento de los mecenas, ahora los artistas se tenían que buscar su propio éxito ante el público y no ante sus mecenas, pero esto suponían un problema, los costes de los conciertos eran elevados y a partir de ahora eran los propios compositores los que tenían que correr con los gastos, esta fue una de las causas, por las que los músicos comenzaron a agruparse, dando lugar a las grandes agrupaciones y futuras orquestas filarmónicas, como la de Londres (1813) Berlín (1826) Viena (1842) o Madrid (1866).
La influencia burguesa dio en esta época un giro a la música de tipo privada y privilegiada, era la música de salón. Estos eran utilizados para intercambiar asuntos políticos y literarios, fue entonces cuando se comenzó a utilizar para el arte y sobre todo la música.
El piano se hizo el instrumento rey, ya que era el mejor acompañante para esta clase de música de sala, podía acompañar tanto a instrumentos como a voces solistas.
La melodía romántica se basaba normalmente en temas muy amplios y no repetitivos. Su ritmo era muy irregular y los tiempos muy variados.
Son compositores destacados de esta época Beethoven, Chopin, Liszt, Mendelssohn… inolvidables en toda la historia de la música.
Fuente: Wikipedia