Las discotecas silenciosas benefician la salud mental y curan la ansiedad

Las fiestas silenciosas, o discotecas silenciosas, tienen una reputación de ser extremadamente liberadoras, ya que permiten a los participantes conectarse entre sí — y consigo mismos — de una manera totalmente diferente al típico club. A pesar de su nombre, nada es “silencioso” para los asistentes a la fiesta; los asistentes a estos eventos llevan auriculares y bailan al ritmo de la música que sólo ellos pueden oír. Y para algunos, una discoteca silenciosa no es solo un experimento divertido, una alternativa a los planes regulares de fin de semana, es una forma creativa y divertida de ayudar a controlar la ansiedad social.

Ana, de 29 años, que fue diagnosticada con ansiedad social en 2014, fue a su primera fiesta de baile silencioso en un bar de Los Ángeles en 2016. Le encantó y lo volvió a hacer. Dice que la disco silenciosa es tan beneficioso como algunas de las estrategias concretas en las que había estado trabajando en terapia, como la meditación y la terapia cognitiva conductual.

Ana es una de las 15 millones de personas en los Estados Unidos que luchan con la ansiedad social. Es un trastorno caracterizado, en parte, por la incapacidad de estar plenamente presente en el momento, especialmente en entornos de grandes grupos. Según la Asociación de Ansiedad y Depresión de América, las personas con ansiedad social experimentan un temor abrumador de ser juzgadas, rechazadas o vistas negativamente dentro de un entorno social. Debido a que la discoteca silenciosa no es un ambiente tradicional de fiesta, proporciona una alternativa cómoda para algunas personas que experimentan esta condición. Pero al ser capaz de enfocarse en la música en tus oídos, en lugar de las personas que te rodean, aquellos que sufren de trastornos de ansiedad pueden encontrar refugio en estos eventos.

La música como forma de terapia en medicina no es nueva. Sus orígenes se remontan a finales de 1700 y principios de 1800, según la Asociación Americana de Terapia Musical, donde los ensayos sobre el “valor terapéutico de la música” comenzaron a aparecer en varias revistas médicas. A lo largo del siglo siguiente, el interés por la musicoterapia creció, aunque no se convirtió en una profesión médica organizada hasta la década de 1940. Hoy en día, la musicoterapia ayuda a personas de todas las edades con una variedad de problemas médicos, que van desde el autismo hasta el Alzheimer, y las sesiones son a menudo únicas, consistentes en improvisar, escuchar música, cantar, escribir o tocar instrumentos. Los estudios han demostrado que la musicoterapia es eficaz para reducir la ansiedad, ya que el proceso de escuchar música puede activar todo el cerebro de una persona, creando una experiencia multisensorial. A partir de ahí, la música puede afectar eficazmente la emoción, el estado de ánimo y el funcionamiento cognitivo de una persona.

Sin embargo, los orígenes de la discoteca silenciosa son notoriamente más difíciles de rastrear; la tendencia se ha relacionado con una película finlandesa de ciencia ficción de 1969 llamada Ruusujenaika (A Time of Roses). Fue titular décadas más tarde, a finales de la década de 1990, cuando TheFlamingLips promovió un concierto solo para auriculares, y en 2005, cuando el Festival de Glastonbury de Inglaterra equipó a los invitados con auriculares y los animó a bailar. En los últimos años, las fiestas de baile silencioso se han extendido a ciudades por todo los Estados Unidos, permitiendo a los asistentes a la fiesta bajar sus inhibiciones y convertirse en uno con la música.