Los Dover están perdidos

Acabo de ver el videoclip que acompaña el último single de Dover, «Keep On Moving» y he quedado horrorizado. Quiero pensar que es debido a un domingo de resaca que hace que mi tacto para captar lo que ocurre a mi alrededor, lo que huelo, lo que veo y lo que escucho, no sea tan fiable como el que pueda tener entre semana. Dicho ésto, no hagáis caso a lo que, a continuación, váis a leer. Si por casualidad, acabáis pensando igual que yo es porque también continuáis borrachos.

Atrás ha quedado una de las bandas que despertaron a un buen puñado de jóvenes pijos el interés por el Rock. Cristina Llanos, en un tributo a Nirvana en la televisión madrileña, entró vía teléfono luciéndose con una versión de los de Seattle sin saber que, al poco tiempo, su banda se convertiría en la que más beneficios daría a una discográfica independiente que no conocían ni en su casa, Subterfuge. «Serenade«, el single que daba presentación a aquel «Devil Came To Me«, entró en los primeros puestos de las listas de nuestro país, cuando aún no estaba de moda el comprar dichos puestos. Aún recuerdo la primera vez que vi el videoclip. Aparecía una Llanos, ya regordita, con un sombrero blanco, unas alas y con una fender jaguar entre las manos.

Luego vino una apuesta por la evolución dentro de Dover en forma de disco, «Late At Night«. Detrás había una gran compañía que saciaría todos los caprichos de las Llanos, porque sabían de sobra que la banda era más que rentable.

¿Queréis ir a Seattle a grabar con Barrett Jones? Pues vayamos, pues.

¿Os monto una pequeña discográfica para que saquéis alguna que otra banda cuando os aburráis? Ok, ya la tenéis.

Y luego vino la madurez. Ya habían asimilado el éxito del segundo disco, ya estaban acostumbrados a grabar en grandes estudios y con productores de renombre y, sobre todo, ya sabían dónde estaban y lo que eran. Por lo tanto, lo único que les quedaba era hacer el disco que siempre han querido hacer. «I Was Dead For 7 Weeks In The City Of Angels» es un trabajo que, sin salirse en demasía de la tónica habitual, experimentan con acústicas y medios tonos, pero manteniendo la línea como banda.

Y, ¿ahora qué? Ahora que ya tenemos unos cuantos discos en el mercado y ya somos lo suficientemente mayorcistos. ¿Por qué no hacemos algo distinto, experimentamos con otras distorsiones y otros tempos y, sin perder el norte, sacamos unos cuantos temas punk? Es que la discográfica ya ha empezado a exigirnos y dicen que quieren un disco de Dover en la calle para ayer. Nos juntamos mañana y lo grabamos. No tardaremos mucho, ya sabéis que los temas punk son de dos notas y no duran más de dos minutos. «The Flame» se convierte en un experimento, en unas ganas de hacer algo distinto, en una salida de la carretera sin estrellarse.

Y, por fin, llega el alma de la fiesta. «Follow The City Lights» es un disco bonito, muy pijo, muy del Bershka, un disco para estar mascándolo un rato y hacer una pompa al final para que te explote en la cara, para que te des cuenta de que hay marcas mejores, que hacen chicles más consistentes, con sabores más agradables.

Chicos, ya no vendéis tanto. «The Flame» me costó el dinero y ahora quiero recuperarlo como sea. Voy a seguir invirtiendo, pero quiero un disco que llegue a toda la gente y que suene en las pistas de baile. Compraré espacios en la radio y os bajaréis los pantalones ante determinadas operadoras de teléfono. Haremos de vosotros un grupo en condiciones, como Dios manda, de esos que abusan del playback.

«Follow The City Lights» ha sido un experimento sonoro más en la carrera musical de los madrileños, pero diferencia de los demás en que, esta vez, sí se han estrellado. Se han salido de la carretera por la cuneta más ancha, sin airbag, ni cinturones. La leyenda dice que cuando un grupo se desvía tanto en el estilo es porque algo no funciona bien, porque están aburridos, porque quieren continuar con una causa perdida.

Os lo digo en serio, hasta ahora no había hablado del último disco de Dover, pero ésto ya ha podido conmigo. El videoclip me ha mosqueado y ha conseguido que suelte todo ésto.