El mundo de la cultura no ha tardado en mostrar su dolor por la muerte de Enrique Morente. Su Granada natal no ha sido una excepción: el maestro, que supo hacer más grande el flamenco a base de reinventarlo, queda en el corazón de todos sus compañeros de profesión, vecinos y amigos. Su diálogo con la música magrebí o el acercamiento al rock que llevó a cabo en su, ya mítico, Omega (1996) fueron fundamentales en lo que hoy se conoce como la reinvención del flamenco.
La figura de Enrique Morente es una pieza clave para comprender las influencias y caminos del cante en la actualidad. Ahora nos queda su música, que será la mejor forma de recordar todo lo que le dio a ese arte que es, desde hace pocas semanas, Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO.