Siempre he defendido y defiendo que la administración debe velar porque la cultura sea gratuita o al menos bastante accesible a todo el mundo. Pero claro, ¿qué pasa cuando se intenta hacer un concierto del nivel de Jay-Jay Johanson en un recinto como el hall del musac sin cobrar un duro? pues que los que vienen de Asturias, o de Salamanca, se quedan en la puta calle porque la gente que no tiene nada que hacer, y que pasaba por allí, ya tenían el sitio pillado desde sabe dios cuando sin importarles un carajo quién coño tocaba allí. Una pena.
También es un pena tener que cobrar para evitar esto pero creo que es la única solución, o las invitaciones, aunque aquí nos encontramos con otro fenómeno llamado enchufismo que provocaría prácticamente lo mismo aunque evitaría que la gente se desplazara hasta allí para quedarse en la puerta. O lo malo, o lo peor, esas son las opciones. Bien es cierto que finalmente -los que aguantaron pacientemente en la puerta el generoso frío de León durante un tiempo considerable- pudieron entrar, después de que los mirones, aburridos como ostras, abandonaran el recinto. Una pena. Cobrando 2 euros creo que esto se evitaría. Eso sí, el indefinible Johanson, este crooner electrónico dio una lección de elegancia que muchos la quisieran. Adorable y precioso, así fue el concierto, entre otras muchas cosas.