El saxofón, fue un invento, como muchos o casi todos, que al principio no se confía en ellos, por ello, su creador Adolphe Sax, se trasladó a París, para que este pudiera salir hacia adelante, es decir, darse a conocer en aquella ciudad, en la que entonces (1840) estaba en pleno empuje cultural.
Los fabricantes, fueron interesándose por él, muy poco a poco. Se le fue dando amplitud, afinación y mayor agilidad para ser tocado.
El famoso compositor Héctor Berlioz, fue siempre un gran admirador de este instrumento, reconocía sus excelentes condiciones de sonoridad. En muchas ocasiones se ha referido a él como “un instrumento con una preciosa voz, diferente a la de la orquesta, expresivo, con un timbre muy especial, parecido al violonchelo, clarinete y corno inglés. Sus notas altas causan sensación de dolor, mientras que sus graves la dan de calma”.
Cuando comenzó su desarrollo, en seguida fue incorporado a grandes conjuntos instrumentales, sobre todo en las bandas militares y civiles.
Grandes compositores modernos lo han incluido en sus composiciones, pero donde ha tenido mayor arraigo ha sido en el jazz, donde se ha convertido en imprescindible.
Esto pertenecen a la familia del viento madera, pues aun siendo de metal, esto no tiene importancia, pues su sistema es igual al del clarinete o la flauta (esta antes también se construía en madera, aunque las actuales son de metal).
En resumen, un instrumento con una bonita trayectoria y una apariencia exótica, que lo convierte muchas vecen en sensual y provocador, además de ser uno de los instrumentos de viento que más “familiares” tiene dentro de su misma gama.