Divine Comedy, divinos

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Plas plas plas plas. Plas plas plas plas. Tremendo conciertazo el de Divine Comedy en Salamanca. Un lujazo de esos que no se olvidan fácilmente. Pocos grupos pueden presumir de contar con un cantante como Neil Hannon, un dandy inglés con carisma y con, sobre todo, una voz que deja callado al más exigente. Como si tal cosa Neil cantó con una grandeza vocal que nos dejó, una vez más, boquiabiertos.

Y qué decir de la banda. Maravillosa.  La profesionalidad hecha música. Cuando un grupo tiene tablas poco más hay que decir que no quede dicho sobre el escenario. Un diez para los ocho, bueno para los nueve si nos fijamos en el vientre de la violinista. Me he quitado cierto mal sabor de boca que tenía de otra actuación suya, y cómo me alegro. Un mal día lo tiene cualquiera, es evidente. Divinos.