Están presentando su tercer trabajo discográfico por gran parte de la geografía española y el pasado Sábado eligieron la Sala Q de Sevilla para hacer lo propio. La segunda vez, en algo más de un año, que los chicos de Skizoo elegían la sala sevillana para ofrecer uno de sus directos. Por algo será.
Tenía muchísimas ganas de disfrutar de sus canciones en directo y, sobre todo, de ver qué tal funcionan los dos nuevos componentes en los conciertos. No olvidemos que Dani y Edu abandonaban al grupo a mitad de este año y que, en sólo unos días, las bajas ya eran cubiertas por Iván Ramírez a la batería y José Hurtado al bajo. Y ciertamente, no defraudaron en absoluto. Aunque tenemos claro que el corazón de la banda está repartido entre Morti, Jorge Escobedo y Antonio Bernardini, pero los nuevos también tienen su sitio.
Nada más comenzar con los primeros acordes, el público congregado ya rebosaba ganas para acompañar a Morti en las canciones. Un Morti que, por cierto, noté bastante filosófico entre canción y canción. En alguna que otra ocasión, se llevó más tiempo hablando que cantando. Pero entiendo que es parte de la estética de una banda como Skizoo. No se conforman con venir sólo a tocar y marcharse como si nada. Quieren, además, lanzar un mensaje a través de sus letras y, en definitiva, a través de su música.
Aunque de un tiempo a esta parte, a pesar de esta época que estamos pasando, el coste de las entradas a cualquier concierto se ha disparado, oportunidades como ésta no podemos dejarla pasar si eres aficionado a la música en directo. El show que te ofrecen ciertos grupos está más que justificado en relación al precio que has pagado por entrar. Y más, si notas que el grupo también está entregado con su público que siempre es de agradecer.
Los chicos de Skizoo dieron un espectáculo en Sevilla y dejaron con ganas de más. Tremenda versión que se marcaron de aquel «The Passenger«, de Iggy Pop que, además, está incluída en su último álbum bajo el nombre de «Bla, bla, bla» y especial mención a Big Simon.