Estoy agradecida y feliz, ayer fue mi bautizo», anunciaba la cantante Nina Hagen
Hay noticias que desde luego hace que pierda fe en el género humano. Desde que vi a Bob Dylan al lado del Papa Juan Pablo II creo que ya todo es posible, y sí, lo es.
No es que la Hagen haya sido santo de mi devoción pero una, incauta de mí, todavía espera cierta coherencia en las ideas de la gente. Nina Hagen fue icono del movimiento punk así como sinónimo de la contracultura a mediados de los 70 y principios de los ochenta. Pero claro, la contracultura acaba siendo absorvida por la propia cultura y uno empieza a formar parte de todo aquello contra lo que luchó.
A principios de los ochenta defendía la masturbación femenina como forma de emancipación de la mujer y ahora se lanza a los brazos de Jesús de mano de la Iglesia Evangelista. Pecadora pecadora, al fin encontraste tu camino.
Como dijo sabiamente Francisco Umbral en su día sobre el encuentro del Dylan y el Papa: ¿Por qué no paran un poco el concierto y se sientan a hablar de condones, abortos y drogas?
Punks del mundo, lo siento.
Vía: El país