Siempre ha habido un concepto equivocado con que todo lo que llega a nuestros oídos es sonido. Esto no es así, la música consiste en ondas sonoras y ahí está la diferencia, pues el sonido y el ruido no vienen a ser lo mismo.
La sensación que produce la música es agradable a nuestros oídos (normalmente), sin embargo, el ruido no lo es, esto tiene una explicación muy sencilla.
Cuando se produce un sonido, se produce por movimientos vibratorios (cualquier instrumento musical los produce), estos movimientos, tienen una altura determinada, lo cual, produce las notas y sus armónicos. Es fácil identificar de donde proviene un sonido, ya que las ondas que se producen son regulares y ordenadas.
Sin embargo también tenemos el concepto de ruido, el cual, puede explicarse como una mezcla compleja de sonidos, pero de frecuencias diferentes, desordenadas, irregulares… motivo por el que producen la sensación molesta y desagradable.
Cuando escuchamos una orquesta, cualquier instrumento que está sonando, producen ondas sonoras al ser ejecutados por algún elemento (aire en los de viento, arcos en la cuerda, percutidos en parches, membranas, placas…), sin embargo cuando se produce algún ruido, este se identifica en seguida, pues su sonoridad, es decir, sus ondas producidas, son secas en nuestro oído, bruscas… muy diferentes a la armonía musical.
Al igual, la diferencia que posee un sonido de un ruido, es que, los sonidos tienen unas cualidades que son tres: altura, sonoridad y timbre.
La altura se nota en los instrumentos agudos y graves, el sonido en los más potentes y el timbre en la delicadeza o la personalidad de cada uno.