Estos días no ha habido telediario en el que no viéramos a Elvis meneando sus caderas (movimientos impropios para un chico blanco según los sectores más retrógrados y racistas) o a Elvis convertido en eso en lo que se convirtió después de haberse retirado y retomar su carrera porque, según él, lo echaba de menos. Ningún medio ha querido olvidarse del que hace 30 años la novia de El rey lo encontraba muerto en un cuarto de baño de su mansión Graceland. Un 16 de agosto como hoy, de 1977 fue el fatídico día. Tenía 42 años y una “arritmia cardiaca”, según escribió el forense, acabó con la vida de Elvis Presley aunque es evidente que no con su figura. Murió el hombre y nació el mito. Resulta difícil comprender como alguien que lo tuvo todo acabó de una forma tan trágica, y no me refiero solamente a su muerte que, al fin y al cabo, pudo ser incluso un alivio.