Ocurrió una noche en el pasado concierto que Lady Gaga ofreció en Londres a sus fans británicos. Desde el público, alguien tiró a la neoyorkina un inocente muñeco de Santa Claus y a ella, ni corta ni perezosa, no se le ocurrió otra cosa que arrancarle la cabeza de un mordisco. Antes dijo algo así como: «Me gusta la Navidad pero esto lo hago por todos aquellos que se sientan solos».
Sí, señora. Va a tener que cambiarse el nombre artístico por el de Gaga Justiciera, aunque con este sobrenombre más bien podría parecer un personaje de la serie Dragones y Mazmorras. Después, la cantante preguntó al público que qué haría con ellos después de haber decapitado a Santa Claus. Está claro que la provocación sigue siendo la nota dominante en cada espectáculo y casi en cada paso que da la Gaga por este mundo.
Hace unos años, lanzó una canción navideña de un tono absolutamente inocente y más propio de los políticamente correcto, Christmas Tree, pero ahora parece que la cantante se ha apiadado de todos aquellos que pasan estas fiestas en soledad. ¿A quién decapitará la próxima vez? Está claro que, para la Germanotta, no existen barreras a la hora de expresarse. Y que no existan nunca, porque esta característica es precisamente la que la hace más que única.