La noche se planteaba complicada: Patti Smith actuaba a las 8 en la Casa de América y yo tenía entradas desde hace algunas semanas para ver a Imogen Heap en la Sala Heineken a las 9. Finalmente desistí de intentar pasarme por el recital de la diva del punk y me fui, no demasiado convencida, al concierto de la cantante alternativa británica.
Y no defraudó. Al contrario, en una sala Heineken que sonó extraordinariamente bien para lo que nos tiene acostumbrados (salvo en algunos de los solos de piano, que saturaban el sonido) la peculiar y versátil voz de Imogen Heap maravilló a la audiencia. La artista estuvo cerca de hora y tres cuartos cantando y tocando todos los instrumentos imaginables: no solo el piano, su especialidad, sino que no paraba de moverse entre todo tipo de teclados, percusiones electrónicas, cajas de ritmos y hasta copas de vino.
El setlist, que al igual que en el resto de la gira, había sido elegido por votación previa en la página web de la artista, repasó la gran parte de su último trabajo, Ellipse y supo alternar momentos de vibrante intimidad solamente con el piano como Between Sheets; con la intensidad de temas como Tidal, en las que intervino una banda con violines, violas, guitarras, bajos y varios tipos de percusionistas. Mención especial paran dos de sus temas más conocidos: Just For Now, que cantó a capella mientras daba instrucciones al público para que le hiciera los coros; y la preciosa Hide and Seek, que cerró el concierto con un punto de intensidad máximo. Imogen Heap tocará este miércoles 1 de diciembre en la Sala Bikini, en Barcelona.