No es que el Fib vaya a hacerse este año en otro lugar diferente de donde nos tiene acostumbrados, no. Una nueva entrega del documental sobre la historia del festival de música más importante de nuestro país nos explica el porqué tiene que abandonar el velódromo, donde comenzó su andadura, para trasladarse a un recinto creado para el evento.
La respuesta es evidente, el festival allá por el año 1997 vende todas las entradas que emite y se ve obligado en 1998 a cambiar de casa. Comenzaba a convertirse en algo mastodóntico.