Toda música está compuesta de determinados sonidos característicos, estos sonidos tienen una cualidades que los identifican unos de otros.
La altura es una de estas cualidades, esta se diferencia cuando queremos expresar que un sonido es más agudo o más grave que otro, depende principalmente de la frecuencia del movimiento vibratorio que lo origina, correspondiendo los sonidos agudos a las frecuencias elevadas y los graves a las bajas. Un ejemplo, son los instrumentos más grandes como el contrabajo, el cual tendrá las más bajas, sin embargo, dentro de su familia, que es la cuerda, tenemos al violín que su frecuencia es más elevada al ser más pequeño.
La intensidad es la segunda cualidad del sonido, la cual, se expresa cuando decimos que un sonido es más fuerte o más débil que otro, depende en primera aproximación de la amplitud del movimiento vibratorio que la origina. La unidad de medida de la intensidad es el decibelio y su máxima intensidad que el oído humano puede aguantar sin producirle dolor son 130 decibelios.
El timbre es otra de las cualidades del sonido, esta nos permite diferenciar dos sonidos musicales de igual altura e intensidad, pero de diversa procedencia. Si el movimiento vibratorio es complejo, éste se puede descomponer en los sonidos puros y en sus armónicos, ya que cualquier sonido no está solo cuando se produce, sino que a su vez, está acompañado de varios más, llamados armónicos que si prestamos atención, podemos escuchar. Esto se consigue con mucha atención y habilidad auditiva.