Sistemas de afinación

Las escalas musicales no siempre han sido las mismas, diversas teorías lo confirman.

La no diversidad de muchas de ellas, nos han hecho desconocerlas, siempre ha existido el mismo canon, o sea, un patrón para hacer más fácil su identificación en el lenguaje musical.

Una de ellas era la del sistema de Zarlino, este teórico de la música, se basaba en que existían solamente dos distancias entre las notas, una era la Grande y la otra la Pequeña, pero este sistema tenía un inconveniente, la afinación en instrumentos como el piano no era válida, pues necesitaría 72 notas para su correcta afinación.

Otra escala era la de Pitágoras, su sistema era de que las distancias entre las notas era siempre la misma, lo cual, ofrecía el inconveniente de necesitar 31 octavas, y por lo tanto, no quedaba bien afinada.

El sistema Holder dividía la octava en 53 partes, pero al igual que las anteriores, requiere un excesivo número de notas.

El temperamento es el sistema que nació para librar los inconveniente de las anteriores, para poder afinar todos los instrumentos sea cual fuera de cualquier familia. Su nombre lo indica todo, la acción de “templar”. Es el más ideal para la afinación musical, sin embargo tardó mucho en ponerse en funcionamiento. Fue Bach quien lo consagró en su obra “El Clave Bien Temperado”. Aun así también presenta algún problema, pues conseguir una perfecta afinación de todos los instrumentos es casi imposible de cualquier forma posible, pero por supuesto, los músicos tienen que tener una base o guía para poder estar todos de acuerdo y el Temperado es el más arraigado.