La ópera es un estilo musical cuya definición procede del italiano que significa obra, a su vez derivado del latín que significa opus.
En general, la ópera se defina como una obra para ser escenificada en la que el canto, la orquesta, el montaje escénico y la danza están unidos por el texto de un poema dramático, constituyendo una obra-espectáculo que se representa en los teatros.
Los orígenes de la ópera son muy remotos, se pueden remontar a la antigüedad clásica, tomando su carácter en el siglo XVII.
La cuna fue Italia, pero hay diferentes estilos como la francesa, alemana, rusa… y luego también cuenta el género del teatro a representar que se clasifica en Gran Ópera, romántica, cómica, de cámara, bufa…
La ópera se divide en actos, estos a su vez en escenas. El autor tiene que contemplar las siguientes circunstancias: las dimensiones de la obra y los actos, el asunto y situación de cada acto y la estructura formal a desarrollar en cada acto.
La forma y el estilo que constituyen las escenas son recitativo, aria, arieta, arioso, cavatina, romanza, dúo, concertante y ritornerllo.
Los aficionados a la ópera, dicen que cuando asistes por primera vez, te gusta o te horroriza definitivamente, pero si te llega a agradar, puede convertirse en uno de los espectáculos más impresionantes que jamás haya existido.
Su pomposidad, su mimetismo, magnetismo… todo lo que envuelve a este estilo musical es majestuoso. Sus melodías son sobrias y sensuales, sus armonías transparentes y densas, su sonoridad embriagadora… un conjunto de cualidades que te transportan a la época de su creación, su situación, su cultura, su ánimo para aquel tipo de sociedad para la que fue escrita.
Fuente: Wikipedia